Un águila verde se posa desafiante ante la primera puerta, ese punto de partida hacia el palacio del sueño máximo. Es un escollo, pero también un recuerdo. Un fantasma. Los flashbags y las sensaciones se reviven con ese olor a césped mojado.
Por ahí pasa Irene María, esa enfermera disfrazada de Poncio Pilatos, que entregó a la ciencia, y a los jueces del poder, al dios en la tierra, para que le corten las piernas, y la garganta, ante miles de millones que se inundaron de tristeza frente a la caja boba. La herida revive. También se siente ese encuentro de ocho años atrás, ese espejismo que nos hizo caer más profundamente en la trampa del fracaso, cuando los días se vivían al revés.
Muchas connotaciones se encuentran ante Nigeria. Históricas, aunque algunas más presentes que otras. Hasta el DT del conjunto africano, Lars Lagerback, es otro recuerdo amargo: dirigió a Suecia en el Mundial 2002, esa estaca que se clavo en lo más profundo del orgullo. En el mundial asiático, la victoria también había sido 1-0 y, como si el diablo se relamiera al poner la mesa, la expectativa también era máxima.
También el contexto nos revive la historia. La sede el partido, Ellis Park, fue la sede del perdón de Mandela a un pueblo, cuando en 1995, en la final del mundial de rugby, el Apartheid empezaba a tener punto final.
La esperanza y la ansiedad se entrelazan y confunden. Con el 10 del mundo en el banco, con el 10 del presente-futuro en el asombro de un mundo entero, pero con el 10 más genuino mirando la escena por TV, desde su casa.
La alegría se hizo carne con el triunfo, más allá de las dudas y del juego. El primer paso está dado, pero aún faltan otras puertas.
Alexander J. Algieri
VAMO ARGENTINA! JAJA
ResponderEliminarbien ale bien, escribis re bien
re buen blog
Me gusto mucho tu post, inteligente y real.
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