sábado, 22 de mayo de 2010

Juan Gálvez: el aire porteño de la victoria indiscutible




Su nombre completo es sinónimo perfecto de TC. Por sus logros, su historia, su personalidad dentro de las carreteras y el respeto de sus rivales, Juan Gálvez emerge como uno de los principales exponentes de la máxima categoría del automovilismo argentino.


Sus 57 triunfos en el TC, sus nueve campeonatos ( logrados en 1949, 1950, 1951, 1952, 1955, 1956, 1957, 1958 y 1960) y sus cuatro subcampeonatos ( en 1951, 1953, 1954 y 1959), obtenidos todos al comando de un Ford, posicionan al menor de los hermanos Gálvez como el más ganar de la historia del TC.

Hijo de María Rafaela Orlando y Marcelino Gálvez, hermano de Oscar “el aguilucho”, Juan Gálvez nació en Capital Federal el 14 de febrero de 1916, y comenzó a alimentarse con la pasión desde sus comienzos, cuando pasaba las horas con su hermano en el taller de su padre. Luego abrirían con Oscar su propio taller, en San Martin y Galicia.

Juan Gálvez debutó en las pistas como acompañante de su inseparable hermano Oscar en las Mil Millas de 1937 y como piloto de Turismo Carretera lo hizo el 14 de diciembre 1941 cuando llegó segundo, en las Mil Millas de Avellaneda Automóvil Club, aunque logró adjudicarse la segunda etapa de dicha competición, que ganó Juan Manuel Fangio. Con el correr de los años protagonizaría uno de los grandes clásicos dentro del automovilismo argentino: Ford vs Chevrolet, los Gálvez vs Fangio.

Pero para obtener su primera victoria, Juan debería esperar un tiempo, específicamente hasta el 22 de Febrero de 1949, cuando se coronó en la Vuelta de Santa Fe. Hay que destacar que entre 1942 y 1947 el automovilismo tuvo un impasse debido a la Segunda Guerra Mundial. Ese primer logro sería la piedra fundacional de una carrera fabulosa a bordo de su confiable cupe Ford pintada de azul.

Conductor meticuloso, sobrio y paciente. Conocedor de su auto, fue uno de los pioneros del rubro piloto-mecánico, en épocas en los que la tecnología se traducía en rudimentarias herramientas y el cerebro y la inteligencia eran fundamentales. Hombre de bajo perfil, que hablaba lo necesario y tenía la desenvoltura mediática de su hermano, Juan era efectista y no dejaba arista sin analizar ni pensar.

Pero su carrera dorada no hubiera sido la misma sin sus copilotos. Augusto López fue el primero, luego siguieron: José Basanta (en 1947), su hermano Roberto Gálvez (en dos etapas: En 1947 y del ‘49 al ‘52), Desiderio Ávila (en 1948), Juan Carlos Perna (en el período del 52 al 58) y Raúl Cottet (del ‘58 al ‘63).

Sin embargo, su inventario también expone sus cinco victorias en Grandes Premios de la República Argentina, estas fueron en 1949, 1950, 1951, 1956 y 1958.

Por otra parte, Las competencias que ganó más veces fueron la Mar y Sierras en seis ocasiones; el Gran Premio de la República Argentina en cinco oportunidades; las Vueltas de Santa Fe, de Rojas y las Mil Millas Mercedinas en tres.

Finalmente, Juan Gálvez, al mando de la "cupecita" azul con techo rojo, venció dos veces en las Vueltas de La Pampa, Hughes, Tres Arroyos y en el circuito La Tablada, respectivamente.

En 1962, logró su último triunfo con su Ford (que en alguna etapa superara los 185 Km/h), en Laboulaye, antes de su fatal accidente.



La muerte en pista: el adiós a un ídolo



Tal vez por algún paradigma de lo incierto, que permite no dar por muerta ninguna alternativa, Juan Gálvez moriría corriendo, entre la adrenalina de la velocidad, el ruido a caballos metálicos y el olor a automovilismo. Muchos creen que a las muertes de Juan y Oscar Gálvez el destino las colocó al revez, ya que Oscar, el más desfachatado, murió en la tristeza del silencio y la soledad.

El accidente que provocó la muerte de Juan fue en el curso del tercer giro de la décima Vuelta de Olavarría, el 3 de marzo de 1963. Corriendo sin cinturón de seguridad, se accidentó chocando contra un montículo de tierra en la ese del Camino de los Chilenos, golpeó con la cabeza en el techo y se fracturó una vértebra cervical. Falleció instantáneamente. El país decía adiós a un ídolo. Son varios los que dicen que Oscar Gálvez, su hermano, le había dicho días antes de la carrera: "No vayas Juan, es sumamente riesgoso. En Olavarría me tiraron piedras a mí... no vayas".

Dicen que Cottet, su fiel ladero, quiso quedarse cuidando al Ford número 5 azul con techo rojo aún agitado por el vuelco producido a las 12.38, mientras un avión Cessna 182 en el que se encontraba el periodista Julio Ricardo descendía y se llevaba al ídolo al hospital local, desde donde enseguida llegaría la noticia letal. Don Isidro González Longhi, quien también había bajado desde el móvil aéreo de “Carburando”, comentó luego que el impacto había sido tan seco que el desenlace era fácil de prever. Muchos recordaron que Oscar también solía pedirle que no dejara de usar el cinturón de seguridad, algo que desistió de hacer desde que vio quemarse a un colega. Cinco tumbos después de no poder poner la segunda por un bronce del sincronizado de la caja modificada que se rompió y el auto que se desvaneció en tercera hasta despedirlos.
En el ámbito deportivo y de resultado, sería una necedad no reconocer los logros de Juan Gálvez: el record de campeonatos, el record de carreras, su maestría para conducir. Es indudable que junto a su hermano Oscar han dominado la década del `50 y parte de la del `60, y que han marcado un hito en el automovilismo nacional.


Pero el menor de los Gálvez es, tal vez, un ídolo olvidado. Tal vez por haber vivido opacado por la desfachatez mediática de su hermano Oscar, del cual lleva su nombre el autódromo más significativo del país. O quizá por su poca ductilidad a la hora de enfrentar las chicanas de la prensa. Reconocimientos olvidados al margen, lo cierto es que los logros de este piloto-mecánico-preparador no se han podido quebrar, ni aún después de 44 años de ausencia. Salvando distancias y laureles ( y las marcas), Guillermo Ortelli es quien más se asemeja, de los pilotos actuales, a Juan Gálvez: mezcla de perfil bajo con soberbia inteligencia para el manejo; seriedad en lo personal con la tranquilidad de la sapiencia al servicio del triunfo. Juan Gálvez, un grande con poca retribución. Un astro del volante que brindó mucho al deporte, pero a quien el deporte aún no reconoce como se debe.


Historial de victorias de Juan Gálvez


· I Vuelta de Santa Fe, 1949-

· III Mar y Sierras, 1949-

· I Vuelta de La Pampa, 1949-

· Vuelta de Entre Ríos, 1949-

· XXVIII Gran Premio, 1949-

· VII Mil Millas Argentinas, 1950-

· IV Mar y Sierras, 1950

· II Viña y Sierras, 1950

· XXIX Gran Premio, 1950

· Circuito La Tablada, Córdoba, 1951

· III Vuelta de Rojas, 1951

· XXX Gran Premio, 1951

· IX Mil Millas Argentinas, 1951

· Circuito La Tablada, Córdoba, 1952

· VI Mar y Sierras, 1952

· IV Viña y Sierras, 1952

· Club de Aprendices Casildenses, 1952

· III Vuelta de Tandil, 1952

· Inauguración Autódromo Mendoza, 1953

· V Viña y Sierras, 1953

· Premio Ciudad de Rafaela, 1953

· Autódromo Municipal, 1953

· IV Vuelta de Rojas, 1953

· II Premio Primavera, 1953

· Vuelta al Valle del Chubut, 1953

· II Vuelta de Olavarría, 1954

· VI Vuelta de Santa Fe, 1954

· Asociación Argentina de Volantes, 1954

· V Vuelta de Rojas, 1954

· IV Premio Ciudad de Rafaela, 1955

· XI Mil Millas Argentinas, 1955

· V Premio Ciudad de Tres Arroyos, 1955

· IV 500 Millas Mercedinas, 1955

· Gran Premio Ricardo Risatti, 1956

· XXXIV Gran Premio, 1956

· IX Vuelta de Santa Fe, 1957

· IX Mar y Sierras, 1957

· Vuelta de Río Cuarto, 1957

· VIII Volta da Pedra Redonda, Brasil, 1957

· I Vuelta de Hughes, 1957

· VII Vuelta de Tres Arroyos, 1957

· VI 500 Millas Mercedinas, 1957

· X Vuelta de Santa Fe, 1958

· X Mar y Sierras, 1958

· II Vuelta del Oeste, 1958

· XXXVI Gran Premio, 1958

· II Vuelta de Córdoba, Carlos Paz, 1959

· I Vuelta de 9 de Julio, 1959

· XII Mar y Sierras, 1960

· VI Vuelta de la Pampa, 1960

· II Vuelta de Arrecifes, 1960

· VI Vuelta de Rojas, 1960

· IV Vuelta de Hughes, 1960

· XII Mil Millas Argentinas, 1960

· VIII 500 Millas Mercedinas, 1960

· III Vuelta de Pehuajó, 1960

· IV Vuelta de Laboulaye, 1962

                                                        Alexander J. Algieri

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